Res non verba
¿Qué pasa si…?
Al momento de escribir esta columna, siguen “apareciendo” votos que “casualmente” favorecen a un movimiento político. ¿Hasta cuándo? Este tipo de eventos “milagrosos” deben tenerse en cuenta con relación a las próximas elecciones para tratar de controlarlos en “su justa medida”.
Como era de esperarse, resultó el señor presidente con una manifestación (¿juzgando por su condición? Juanito) afirmando que se cometió un “protuberante error”. Entendiendo que según la RAE, Error es: “Acción desacertada o Juicio falso” y que Protuberante es aquello que “Sobresale”, es preciso dar un repaso a algunos de los innumerables “Errores protuberantes” del pasado, que si bien “ya pasaron”, sus efectos nefastos aún son soportados por la comunidad, lo que hace vigente aún, su examen manifestado en la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si no se hubiesen cometido?
Bastaría mencionar los resultados electorales que le birlaron la elección presidencial a Rojas Pinilla y a O.I. Zuluaga, demostrando que con la registraduría han sido frecuentes los “errores protuberantes”. Asimismo, pueden considerarse en la categoría de “Error protuberante”, la constitución del 91 demostrado por el sinnúmero de enmiendas a que ha tenido que ser sometida y el otorgamiento de exceso de poder a entidades como las cortes, también está el desconocimiento del resultado del plebiscito validando el “negociado” de La Habana, la impunidad manifiesta de la amnistía del M-19, la adopción del “fast track, la presencia de asesinos y secuestradores confesos y condenados en el congreso y, en fin, la organización de la JEP y muchos otros como los apoyos electorales que se le brindaron, en su momento, al expresidente innombrable y ¿también al “mesmo” presidente actual? El que entendió, entendió.
Pasando del pasado al presente, con el ánimo de no perseverar en los errores cometidos previamente, surge la otra pregunta concomitante (que aparece conjuntamente, Juanito): ¿Qué pasa si…? Haciendo referencia al próximo evento electoral. Es el “¿What if?” de los gringos y es preciso tener en cuenta siempre que la Ley de Murphy (“Si algo puede salir mal, así ocurrirá”, Juanito) es inexorable.
Ante los más reciente acontecimientos ocurridos en la presentación de los candidatos a ocupar la eventual vicepresidencia, la pregunta fundamental que se debieron hacer era: ¿Qué pasa si el señor vicepresidente tiene que asumir la presidencia? Parece que no ocurrió así, y primaron en algunos grupos, criterios de género y de raza.
Se concluye entonces que la pregunta: ¿Qué pasa si…? constituye una especie de “prueba ácida”, sin tratarse de la capacidad para pagar deudas utilizada por los expertos contables, sino de la CAPACIDAD PARA GOBERNAR, demostrada entre otras cosas por experiencias anteriores en el desempeño de funciones en el estado que tienen algunos candidatos, y es el interrogante que debe hacerse la comunidad respecto a la eventual elección de alguno de los candidatos, que aún persisten en la contienda electoral, para orientar su decisión para concurrir a las urnas.
Los movimientos religiosos, como la Iglesia Católica, por ejemplo, deben hacerse la pregunta planteada respecto a la orientación demostrada por algunos candidatos con tendencia claramente antirreligiosa (los comunistas Juanito). Lo mismo ocurre con los empresarios, los comerciantes, los profesionales y los poseedores de algún bien patrimonial considerando las intenciones claramente manifestadas, en contra de estos grupos, por algunos candidatos.
La aplicación de la pregunta ¿Qué pasa si…? debe utilizarse en muchos otros ámbitos como en el desarrollo de obras de infraestructura. Elegantemente dicho, es el “Riesgo calculado” que aparentemente no se utiliza en muchas ocasiones. Por ejemplo, cabe preguntar si los proyectistas de Hidroituango se hicieron esa pregunta respecto al conducto que falló.
Localmente arrecian las campañas de defensa populista de “el enviado”, el señor alcalde, claramente manifestadas por su “abuso”, que no uso, del canal de TV local, y demostrando, una vez más, la falacia de la mítica “independencia”, con la reciente vinculación en un alto cargo de su administración de otro “enviado petrista” de la capital.
Aparentemente también, poniendo innumerables “palos en la rueda” a su revocatoria, el “enviado”, el señor alcalde, si se ha hecho la pregunta:” ¿Qué pasa si me revocan?”
Artículo realizado por: Tomás Castrillón Oberndorfer
Ingeniero Civil