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La Gobernanza forestal es la clave para una sana gestión de los bosques

La Gobernanza forestal es la clave para una sana gestión de los bosques

Los programas y proyectos en el área forestal deben tener la participación del Estado, los sectores público y privado, además de las universidades, pero en especial deben contar con el concurso de las comunidades locales, campesinas, negras o indígenas, porque de lo contrario se exponen al fracaso, opina el ingeniero Guillermo Vásquez Velásquez

El ingeniero Guillermo Vásquez Velásquez, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, es un reconocido conocedor del tema forestal en el medio académico regional y nacional. Forma parte del prestigioso y dinámico Capítulo de Ingenieros Forestales de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI), que se prepara realizar  el  Seminario Bosques, Conservación y Clima, los próximos días 7 y 8 de abril.

Con el doctor Vásquez Velásquez sostuvimos el siguiente diálogo:

La Contraloría General de la República dio a conocer en el Día Internacional de los Bosques, el pasado 21 de marzo, un informe en el que advirtió sobre la acelerada deforestación de los bosques en el país. Se habla de la ocurrencia de una “masacre ambiental”, por la deforestación diaria 500 hectáreas de bosques, lo que quiere decir que el país pierde alrededor de 170.0000 hectáreas de bosques al año. ¿Cuál es su visión acerca de este tema?

R/: Los factores de deforestación en Colombia tienen raíces muy antiguas. Desde el siglo diecinueve,  hasta la primera mitad del siglo veinte, el mismo gobierno nacional impulsaba la “apertura de tierras” para expandir la frontera agrícola y generar y agricultura y ganadería a costa de las áreas forestales. En la segunda mitad del siglo veinte se instaura una reforma el ambiental, la primera que hubo en Colombia, cuyo punto más destacado es la expedición del Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables, en 1974, con lo cual se empiezan a identificar y controlar los factores de deforestación, que seguían siendo básicamente los mismos: la apertura y tierras y de frontera agrícola, pero luego se sumaron otros actores, básicamente los cultivos de uso ilícito y la expansión ganadera a costa de la deforestación y, mejor dicho, el acaparamiento de tierras. No hay que olvidar que la posesión de tierras en Colombia ha sido siempre un factor de poder.

De suerte que venimos, desde la segunda mitad de siglo veinte, con tasas de deforestación crecientes. Por momentos se detienen y bajan. Actualmente tenemos 170.000 mil hectáreas deforestadas, pero en otros momentos ha sido del orden de 250.000 y hasta 300.000 hectáreas por año. En este momento Colombia cuenta con mejores instrumentos de evaluación de la deforestación, con sistemas de sensores remotos, satelitales y demás, que permiten un mejor monitoreo.

 

El Plan de Desarrollo Nacional actual apuesta a reducir la tasa de deforestación en 30 %. ¿Por qué no se logran cumplir estas metas?

R/: Los sucesivos gobiernos no han alcanzado a controlar este problema debidamente porque involucra factores generadores de violencia, como los cultivos de uso ilícito y la deforestación parcial o total de bosques para la producción de madera ilegal. Es una tarea inmensa, porque recordemos que Colombia tiene 114 millones de hectáreas, de las cuales el 50 % son bosques naturales. Entonces controlar un territorio tan grande es difícil si no se controlan los factores generadores de pobreza, marginamiento económico y social, cultivos de uso ilícito, etcétera.

 

Mientras la deforestación de bosques permanece constante, las plantaciones comerciales presentan incrementos muy bajos. ¿Por qué pasa esto y qué se necesita para ampliar este tipo de plantaciones?

R/: Recientemente una agencia dependiente del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural logró determinar que en Colombia existen no menos de cuatro millones de hectáreas susceptibles de ser reforestadas, para ser plantaciones forestales de uso comercial y también de uso protector. En la sola zona andina colombiana existe un potencial forestal muy grande, que se podría generar a partir de plantaciones. Sin embargo, la reforestación en Colombia, que tiene 70 años de haberse iniciado, justamente en Medellín, en la Universidad Nacional de Colombia, ha sido una actividad de momentos episódicos y de momentos de pausa. Hay gobiernos que le han puesto interés al tema y otro no tanto. De suerte que Colombia en 70 años, insisto, apenas ha logrado plantar medio millón de hectáreas. Ese es un resultado es muy pobre. Países como Uruguay en sólo diez años plantaron el doble, un millón de hectáreas, para no hablar de Chile y Argentina y otros países de América. De manera que en Colombia las políticas de gobierno en ese sentido han sido muy pobres para que se logre desarrollar ese potencial.

 

Vista la situación de deforestación grave y cíclica, ¿es una quimera pensar en la plantación de árboles como una estrategia de lucha contra el cambio climático?

R/: En el caso de Colombia estamos muy lejos. En el mundo, visto en conjunto, se están haciendo proyectos globales muy interesantes. Plantar árboles como estrategia para la contención del cambio climático por aquello de que son sumideros de carbono, la madera es en esencia carbono atmosférico atrapado, es una estrategia costo-eficiente de mucho beneficio, de muy buena razón. Sin embargo, no se trata de plantar por plantar, hay que saber dónde se planta y cómo se planta, porque entonces pueden ocurrir problemas peores, como la afectación de sistemas naturales. Entonces es una acción muy importante que hay que hacer, pero hacerlo de forma planificada y bien pensada. No es simplemente plantar 180 millones de árboles. No es con un slogan político que se va a lograr esto es poniendo ciencia y tecnología, para saber dónde se plantea, cómo se planta y con cuáles especies.

 

¿Cómo se pueden combinar sabiduría y experiencia locales con los esfuerzos nacionales para impulsar una sana gestión forestal?

R/: Se trata de generar escenarios de lo que se llama modernamente gobernanza. No es el gobierno a través de sus agencias quien debe decidir las acciones. Son todos los actores sociales, las agencias del estado, las organizaciones del sector público y privado, las universidades, todos generando una actividad consciente, pactada,  para hacer los proyectos y programas de plantación forestal, de reforestación o de reinstauración forestal. Cuando un gobierno lleva a cabo un programa sin el conocimiento y la participación de las comunidades locales, campesinas, negras, o indígenas, normalmente lo que se ve a los pocos años y sino meses, es el fracaso. Gobernanza forestal es la palabra clave  en este tema.

 

¿Cómo se puede garantizar una eficaz protección y conservación de los bosques en un mundo cada vez más necesitado de materias primas a bajo costo de origen forestal?

R/: Eso proviene de lo que se llama el modelo forestal sostenible. Desde hace muchos años, en el mundo, y en Colombia también, hay teorías y  técnicas probadas de manejo forestal sostenible. El bosque, como ningún otro recurso natural, necesita, pero también admite, la posibilidad de un manejo sostenible, de que se haga uso y aprovechamiento de maderas, bien sea de tabla rasa o madera selectiva, pero sin que se pierda la condición de bosque y que los paisajes forestales se mantengan. Esas son técnicas perfectamente conocidas, que se han practicado muy tímidamente en Colombia, pero que en muchas partes del mundo, como en el sudeste asiático, se han practicado con total éxito.

 

¿Cómo podemos seleccionar las mejores especies que proporcionen simultáneamente beneficios ecológicos y económicos?

R/: Se debe pasar por un análisis juicioso y cuidadoso de los conocedores del tema, básicamente los ingenieros forestales, que están formados universitariamente para entender cómo funcionan los ecosistemas naturales, cómo es la composición florística de esos ecosistemas y cuáles son las especies en cada zona debida. Colombia tiene más de  veinticuatro zonas debidas. La respuesta es sencilla, es conocimiento, un conocimiento acertado y no, como se ha hecho en algunos momentos en Colombia, apostarle al azar. Es conocimiento y eso es lo que de alguna forma hacemos en las universidades.

 

¿Cómo estamos en Antioquia en este momento? ¿Cuál es su diagnóstico en materia de bosques, conservación y clima?

R/: Antioquia tiene dos frentes de deforestación bastante complejos y que generan mucha tensión. En la zona andina, y consideremos que Antioquia es geográficamente una región montañosa, ocurrió hace muchos años. Más de un siglo quizás. Las zonas de ladera, el valle, la geografía intracordillerana, el Cauca, la vertiente oriental de la Cordillera Occidental, vertiente occidental de la Cordillera Central, también la que mira para el Magdalena, fueron deforestadas hace mucho tiempo para el establecimiento de una ganadería extensiva de baja productividad. Esas zonas ameritarían un esfuerzo gigante de reforestación, pero hasta ahora ha sido muy tímido y considero que es muy necesario, porque son tierras que están causando mucha desregulación hidrológica, mucha erosión de suelos, mucha afectación del paisaje y de la fauna. Son unas zonas andinas antioqueñas con potencial de reforestación muy grande. El otro escenario geográfico de Antioquia está en el norte. La zona del Bajo Cauca antioqueño, que ciertamente tiene una actividad minera muy impactante y donde pudiera hacerse una reforestación comercial que generaría cadenas de transformación muy importantes para la generación de empleo, creación de industrias de base forestal, entre otras.

De manera que Antioquia tiene un potencial forestal inmenso y eso lo determinó el POTA, el Plan de Ordenamiento Territorial de Antioquia, que hicimos en la Universidad Nacional. Se tiene entonces un potencial forestal inmenso, pero muy incipiente en su desarrollo. Debo decir con mucho agrado que la Secretaría de Medio Ambiente del Departamento de Antioquia ha hecho unos esfuerzos muy importantes en la actual administración, de la mano de su secretario, Carlos Ignacio Uribe, para el desarrollo de proyectos forestales de restauración.

 

¿Por qué asistir al seminario Bosques, Conservación y Clima, que organizan la SAI y el Capítulo de Ingenieros Forestales, y que se realizará el 7 y 8 de abril próximos?

R/: Hemos programado este seminario con un grupo muy importante de expertos nacionales y algunos internacionales, que nos van a mostrar en blanco y negro, con cifras actuales, la realidad del tema forestal en Antioquia y en Colombia. Van a explicar el tema crucial de la deforestación, dónde están los focos más importantes y cuáles son sus niveles; pero también nos van a hablar del potencial, qué se puede hacer, dónde localizar proyectos, cómo hacerlos. Por supuesto, se van a evidenciar los impactos negativos de la deforestación y se contrastarán con los efectos positivos de los programas de plantación y restauración forestal, que tendrían un impacto significativo en el clima, la recuperación hidrológica, la conservación de suelos, la fauna silvestre y, en general, en la restauración de los paisajes forestales de Antioquia y de Colombia.

 

Entrevista realizada a Guillermo Vásquez Velásquez

Ingeniero Forestal